Conoce las categorías de instrumentos financieros.
Existen dos grandes categorías: los instrumentos de renta fija y los de renta variable. Los primeros son inversiones que pagan intereses fijos. Así, al vencimiento de su plazo, recibes el monto que invertiste inicialmente más la ganancia que conoces desde que adquiriste el instrumento (tal es el caso de los pagarés bancarios). Por otro lado, el rendimiento de los instrumentos de renta variable cambia en el tiempo; en este sentido, conocerás si tienes una ganancia o una pérdida hasta el momento en el que finalizas dicha inversión (el ejemplo más común son las acciones).

Determina tu perfil de inversionista.
Hay tres clasificaciones, que dependen principalmente de tu nivel de tolerancia al riesgo.
Conservadores: Asumen nulo o poco riesgo y generalmente invierten en instrumentos de renta fija.
Moderados: Asumen riesgos limitados y pueden invertir tanto en instrumentos de renta fija como variable.
Agresivos: Asumen altos riesgos invirtiendo generalmente en instrumentos de renta variable.
Recuerda que las inversiones que son a un plazo mayor tienden a generar mayores rendimientos que las de corto plazo. Por otro lado, las inversiones que están asociadas a mayores niveles de riesgo son con la expectativa de generar mayores rendimientos.

¡Diversifica!
Es fundamental que nunca inviertas todo tu dinero en un solo tipo de instrumento. De esta forma, el rendimiento de un instrumento dentro de tu portafolio puede compensar alguna posible pérdida de otro. Existen muchas opciones en el mercado y estar bien informado te ayudará a elegir la que mejor se adapte a tus necesidades.