Pensar que los gastos pequeños no se pueden convertir en gastos grandes.
Asegurar que los gastos que tenemos en el hogar no pueden reducirse.
Pedir sólo una cotización cuando vayamos a realizar un gasto para adquirir equipo, enseres o cualquier otro bien de consumo.
Destinar una pequeña cantidad de dinero a un gusto, sin considerar la responsabilidad de cubrir antes, los compromisos previamente adquiridos.
Confiar que el presupuesto considera todos los pagos y gastos que debemos hacer, sin tomar en cuenta los imprevistos, los cuales pueden provocar ajustes a nuestras primeras estimaciones.
Planear los gastos futuros sin tomar en cuenta que éstos irán incrementando con la edad de nuestros hijos.